Un año que sin duda alguna ha sido histórico en nuestra humanidad. Ha representado caos, adaptaciones, pérdidas, ganancias, incertidumbre; pero sin duda alguna, muchos cambios.
Y ahora, nos encontramos en el cierre de este 2020. Sea cual sea nuestra experiencia de este año, o las tradiciones que nos gustan hacer alrededor de estas épocas, para cada persona representa un tiempo de encuentro, cierre e inicio.
Encuentro con nuestros seres queridos (en esencia o en presencia), y con nosotros mismos. Estos encuentros pueden traer momentos de felicidad y compañía, pero no siempre son fáciles, algunas veces pueden ser dolorosos, nostálgicos y hasta quisiéramos que fueran diferente. Pero hay una gran importancia en darle espacio a estos encuentros, y es el reconocer que los vínculos que nos unen con la familia de sangre y la familia escogida, nos llevan a compartir, a reflejarnos en el otro, y a crecer.
El encuentro conmigo misma me lleva a observar lo que sucede en mi interior, a ser consciente de lo que estoy pensando, diciendo y haciendo. Y así, darme cuenta de si estoy viviendo de manera coherente a mi esencia, en paz y armonía. Muchas veces el hacer consciencia nos cuesta y nos queremos resistir, porque puede ser doloroso; pero si fuera fácil, no aprenderíamos a darnos cuenta de la fuerza interior y capacidad con la que estamos hechas para vivir.
Esta también es la época de cerrar y hacer espacio para lo nuevo. Finalizar el ciclo del año representa dejar ir hábitos, pensamientos, situaciones, o actitudes que ya no sintonizan con nuestro bienestar. Al hacer esto abrimos espacio para que entre en nuestra vida lo que sí queremos, lo que sí es acorde a nuestra esencia y plenitud.
Escuchemos nuestro cuerpo también, el sabe lo que es bueno para nosotros.
Regalémonos un espacio de encuentro, de auto observación y de auto cuidado desde un lugar de amor y compasión hacia nosotras y hacia los otros.
Aprovechemos también el cierre de año e inicio del nuevo para recordarnos que siempre podemos empezar de nuevo, que nunca es tarde, y para darle fuerzas a todo eso que queremos lograr.
Un gran abrazo, muchas bendiciones, esperanza, fe, alegría, amor y salud para cada uno y una de ustedes. ¡A disfrutar de la vida y honrar el regalo de estar vivos!