Dicen que la vida es como un juego, que si lo aprendes a jugar conseguirás la felicidad. Y ¿qué pasa cuándo queremos compartir nuestra vida con otra persona?
La clave está en jugar en equipo.
Cada persona tiene su propio cuerpo, su propia mente y su propio espíritu. Cuando decidimos compartir nuestra vida con otro individuo, es importante que los valores de cada uno estén alineados con nuestra esencia y a la vez con los de esa persona especial.
Una pareja compenetrada es un equipo extraordinario.
¿Haz estado en un equipo deportivo? Cada jugador debe conocer muy bien su posición y prepararse para ella. Cada uno tendrá diferentes características y habilidades. Cada uno sabe que debe de cumplir una función para llegar a conseguir un resultado final entre todos.
De igual manera las pareja con relaciones exitosas saben que trabajar en equipo, da mejores resultados. Para lograrlo es importante conocer los valores fundamentales de un equipo: el respeto, la humildad, el entusiasmo, la confianza, la generosidad y el compromiso.
Respeto: saber que habrán diferentes opiniones, saber escuchar y hacer estrategias juntos.
Humildad: saber pedir ayuda cuando lo necesitan y se dejan ayudar. Saber pedir perdón y aceptar sus errores.
Entusiasmo: contagiar alegría, dar palabras de aliento, motivar.
Confianza: creer en el otro, aprender a comunicarse con solo una mirada.
Generosidad: dar la mano y ayudar a levantarse para juntos seguir adelante.
Compromiso: es el valor que convierte una promesa en realidad.
Así que no caigamos en el error de buscar a nuestra alma gemela, todos somos diferentes. No importa si nos gustan diferentes tipos de comida o si tenemos gustos diferentes de música.
Lo importante no es ser iguales, lo importante es ser un equipazo y sentirse orgullosos de serlo.